Se ha querido dar un origen prehispánico a este evento, pero
lo cierto es que no hay datos que así lo confirmen. Los antecedentes más
remotos en cuanto a la celebración de esta fiesta se ubican en los festejos que
los indígenas realizaban en los alrededores de la ciudad cerca de lo que hoy es
Palacio Nacional. De acuerdo con el concepto prehispánico de la belleza, se elegía
a una joven de cada Calpulli, la cual ofrecía flores a la deidad
Xochiquetzalli, que representaba a la diosa que daría fertilidad a la tierra y
produciría abundantes cosechas.
Ana Ma. Fernández Poncela y Lilia Venegas Aguilera en su
libro “La flor más bella del ejido. Invención, tradición, transformación”,
señalan que es muy complicado probar esto, pero lo que si se comprueba de
manera fehaciente son las ganas de legitimar al concurso de la flor al
asimilarlo al pasado indígena, las ganas de sentirse orgullosos de ser herederos
de los indígenas.
En los siglos XVII y XVIII se arraiga, como costumbre
importante, la celebración del Viernes de Dolores en la Nueva España. El sexto
viernes de cuaresma se conmemoran los sufrimientos que padeció nuestra Señora la Santísima Virgen
María durante la Pasión de Cristo. Los Franciscanos, primeros evangelizadores, traen consigo esta celebración, (fecha movible entre el 13 de marzo y el 16 de
abril). Es ahí donde se da la fusión de las dos tradiciones según los cronistas.
En el siglo XVIII el nombre de Viernes de Dolores pasa a denominarse como
Viernes de las Amapolas.
En 1786, el Virrey Bernardo de Gálvez traslada la fiesta del
Paseo de Bucareli al antiguo canal de la Viga en Santa Anita; desde ahí se
empieza a contar la antigüedad del evento, en 2018 será la fiesta numero 233.
Durante el periodo de la Revolución Mexicana se suspendió el
evento del Viernes de las Amapolas. Existieron
diversos factores que influyeron en la decadencia total de esta fiesta;
primero en 1921 las autoridades, por razones de salubridad, deciden desecar
parte del cauce del canal de la Viga, aunado a esto en 1935 se comprobó que la
flor distintiva de la fiesta contenía narcótico razón por la cual se prohibió
definitivamente su cultivo.
El 16 de enero de 1921, como parte de los festejos del centenario
de la consumación de la Independencia de México, el periódico EL UNIVERSAL lanzó una convocatoria para encontrar a la India más bonita de México. La primera
ganadora de este concurso fue la señorita María Bibiana Uribe, de 16 años, originaria de Huachinango Puebla. Este concurso se considera el antecedente más
cercano al certamen de “La flor más bella del ejido”.
La India Bonita representaba una conexión directa con la
tradición, una permanencia de la cultura autentica.
En 1936 se cree, que el presidente Lázaro Cárdenas fue quien
instituyó el concurso de “La flor más bella del ejido”; aunque en las notas
publicadas ese año respecto de la elección en los periódicos: EL UNIVERSAL,
EXCELCIOR y LA PRENSA para nada se menciona al presidente Cárdenas, siempre se cita a
Luciano Kubli, quien ese año estaba al frente de la Dirección de Acción Cívica,
dependencia encargada de llevar a cabo el certamen. Tampoco se menciona a
Cárdenas en los reportes de la primera década de la fiesta, ni siquiera la
presencia de algún enviado.
Así en el marco de la celebración del Viernes de Dolores,
que desde la época colonial constituye una fiesta típica mexicana en la zona
del canal de Santa Anita, adquiere de 1936 en adelante un matiz más político y un singular
esplendor con la elección de “La flor más bella del ejido” que será
representada por la campesina más bella de los ejidos que circundan al D.F. La
ganadora de este certamen en su primera edición fue la Señorita Ernestina Díaz
nativa del pueblo de Ixtacalco.
A partir de 1939 con la desecación y entubación total del
canal de la Viga, esta celebración viene a menos; y en 1951, tratando de
rescatarla, se traslada a la plaza principal del pueblo de Ixtacalco, resultando
inútiles estos esfuerzos. En 1954 se traslada a Mixquic, también sin éxito, y
finalmente en 1955 es llevada esta fiesta a Xochimilco, donde hasta la fecha se
lleva a cabo.
Dato curioso: El concurso de “La flor más belle del ejido”
en Xochimilco, se complemente con un concurso donde participan solo niñas,
llamado “La florecita de la chinampa”. Sin embargo, resulta una incongruencia que a la niña
que resulta ser la más representativa de la belleza indígena, se le dé como
premio una muñeca Barbie.
Fuentes:
- La flor más bella del ejido o las ganas de sentir orgullo - Verónica Vázquez Mantecón - La flor más bella del ejido. Invención, tradición, transformación - Ana María Fernández Poncela y Lilia Venegas Aguilera CONACULTA - La flor más bella del ejido, 74 años de tradición popular en la Ciudad de México - Bertha Leticia Ayala Ramírez, Tesis digital Ciencias de la Comunicación UNAM
tengo informacion al respecto, Actualmente nosotros lo organizamos
ResponderBorrarHermoso recuerdos gracias
ResponderBorrarMis abuelos vivieron esa gran celebración, y vendían coronas de flores en ese día, ¡por supuesto eran Amapolas!
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